LA AUTONOMÍA DEL SUJETO INVESTIGADOR. Doctorante Maiset González
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL
EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
AREA DE ESTUDIO DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
LA AUTONOMÍA DEL SUJETO INVESTIGADOR
Facilitador: Dr. Carlos Higuera
Doctorante: Maiset González
Investigador hay que reducir la conciencia al
asunto “entre manos”; hay que ser auténticos, sentirse libres en la búsqueda
del conocimiento, libres de la influencia de los demás; esto significa
despojarnos del mounstro del miedo, renunciar a los esfuerzos por impresionar,
complacer o ganar aprobación. En este proceso donde estamos absortos, tenemos
que estar conscientes que no hay público ante quien actuar, entonces dejemos de
ser actores, dediquémonos al problema o a la situación de estudio libremente
con una sola meta: La Verdad, y así abriremos la válvula de la imaginación, la
intuición y la creatividad sobre una racionalidad más que lineal,
configuracional. En este ambiente, sin tener presente ningún otro objetivo o
propósito, nos es más fácil ser plenamente espontáneos y funcionar al máximo
dejando que nuestras capacidades afloren por sí mismas, sin esfuerzo. Nuestras
capacidades se adaptan entonces a la situación de estudio en forma más perfecta
y rápida y cambian con igual flexibilidad que la situación. No podemos seguir
haciendo ciencia en base a procedimientos impuestos y convencionales. La forma
tradicional de hacer ciencia ha hecho de los científicos como grupo, un ente no
tan creativo como generalmente se supone. Estos están encasillados en estructuras,
en tipos de lenguaje y sujetos a la aceptación o no de una comunidad
minoritaria constituida por personas llamadas científicos, que por ser humanos
quedan sujetos a intereses, motivaciones, emociones, creencias, supersticiones
e interpretaciones que les son propias.
La intuición
es un fenómeno biológico fundamentado en la capacidad mental y cerebral, que
permite prever determinados sucesos. Neurocientíficos y psicólogos convienen en
que las personas se forman patrones de antelación que les permiten imaginar la
realidad a la que se enfrentan y evaluar sus efectos. Ejemplo de ello, tenemos
a Nikola Tesla, el inventor del generador de corriente alterna y de la luz
fluorescente quien afirmaba que percibía mentalmente las máquinas con tanta
claridad que hasta podía hacerlas funcionar en su mente durante semanas para
buscar los signos de deterioro. Otra manera de acceder a la intuición, que data
de los tiempos bíblicos, es a través de los sueños. Tal es el caso del ruso
Mendeléiev, quien en 1858 despertó con la imagen prácticamente completa de la
Tabla Periódica de los elementos químicos, los cuales pudo organizar e incluso
predecir los faltantes que posteriormente fueron descubiertos.
Procesos mentales del investigador. El investigador
no parte de cero para estudiar la realidad e indagar cómo es. El conocimiento
preliminar de la temática de estudio es el punto de partida de todo científico,
pero en la medida en que éste, está abierto continuamente hacia la búsqueda, las
distintas teorías existentes y emergentes enriquecen su capacidad de
observación, de aaaaestar en permanente búsqueda, lo convierten en un sujeto
investigador activo, donde los procesos mentales se presentan y fluyen en forma
dinámica, procesos como el musement, la abducción, la inducción y la deducción.
“El musement” es un proceso de reflexión y meditación que consiste en dejar la
mente libre paseándose de una cosa a otra. Martin Gardner (1978), lo describe
como un estado mental de especulación libre y sin restricciones donde la mente
se estaciona en un juego con las ideas, sin llegar a caer en el ensueño
fantasioso. Este autor afirma que dicho estado mental es “la primera etapa de
la invención de una buena hipótesis científica” (p.104). Tal proceso no constituye
un método de análisis lógico, no tiene objetivos, no posee ninguna regla,
excepto la ley de la libertad. Peirce (1908), lo caracteriza como un puro juego
desinteresado, cuando dice: Sube al bote del Musement, empújalo en el lago del
pensamiento, y deja que la brisa del cielo empuje tu navegación. Con tus ojos
abiertos, despierta a lo que está a tu alrededor o dentro de ti, y entabla
conversación contigo mismo… (p.67).
Hay una cita de Louis
Pasteur que lo define a la perfección: En los campos de la observación, el azar
favorece sólo a la mente preparada.
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