DEIVID GUERRA

 

La educación virtual en tiempos de pandemia: un desafío emergente para la gestión del conocimiento

 

Deivid Omar Guerra M.

CI V.-15.084.232

Dogm2004@gmail.com

 

El virus conocido como COVID-19 ocasiono una crisis sanitaria y económica a nivel mundial y en muchos países, se tomo como medida una cuarentena estricta para evitar maximizar los contagios y en otras partes, se opto por una cuarentena flexible para mantener la economía activa. En algunas ciudades se opto por el confinamiento total como consecuencia de la expansión desmedida de casos por contagio. Por parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró con fecha 11 de marzo de 2020 el brote del coronavirus como una pandemia. Sin embargo ya a la presente fecha, es reconocida como emergencia sanitaria. Ahora bien, en Venezuela como medida preventiva, se inclinó por un confinamiento estricto denominado como “cuarentena social”. Entre estas medidas se contabiliza el cierre de escuelas, colegios y universidades, dando inicio así a la modalidad de educación a distancia o virtual. Como resultado de esta medida sanitaria, miles de alumnos de los distintos niveles educativos, dejaron de asistir a escuelas, colegios y universidades. La escolarización que antes era presencial se continuó desarrollando mediante una modalidad diferente que era conocida para algunos y desconocida para otros como “clases virtuales”.

 

Desafortunadamente, el coronavirus agudizó todas las crisis ya existentes en nuestra sociedad y el sistema educativo ya que la demanda de lo virtual, dejó ver la gran brecha existente entre los que tienen acceso a estos recursos de aquellos que no lo poseen. En este sentido, según Osuna (2010: p24) sostiene que la educación virtual se encuentran en el núcleo de un debate sobre el cambio de los sistemas de educación y formación. El autor sostiene que los métodos de enseñanza, que se basaban en el siglo pasado en una formación de masas, han evolucionado hasta satisfacer las necesidades individuales de formación. Los sistemas multimedia, cuya ventaja principal es la interactividad, se adaptan muy bien a este nuevo enfoque, ya que favorece el uso de la información en un contexto apropiado, de forma personalizada y la creación de un entorno virtual en el que el alumnado puede valorar instantáneamente el impacto y de sus acciones.

 

 Ahora bien, tal como fue referido con anterioridad, la conexión digital juega un papel fundamental en la vida de miles de personas en todo el mundo, especialmente en el contexto educativo. Este fenómeno afecta a las familias más vulnerables que no poseen suficientes recursos. Ya que motivado a la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19, se incorporo la virtualidad en los procesos educativos convirtiéndose en algo novedoso que toma cada vez más relevancia en la oferta académica de las instituciones de educación. Pero por otro lado, no se puede obviar una realidad que adolece el sistema educativo en Venezuela: ningún currículo educativo de las carreras académicas, oferta unidades curriculares que formen a este futuro profesional, especialmente en educación para la docencia en el mundo virtual como una opción. Esto trae como consecuencia como por ejemplo, la confusión de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), con recursos tecnológicos en el aula de clases tales como: video beam, proyecciones, entre otros. Todo esto se evidencia especialmente en el nuevo medio avanzado de educación básica. Pero también podemos hacer especial mención que ya existen universidades que ofertan estudios virtuales como una alternativa.  Porque poseen la visión clara que los espacios virtuales de aprendizaje favorecen aspectos que la presencialidad limita o simplemente no contempla. Entre estas facilidades de la virtualidad, las más relevantes se asocian con el rompimiento de la barrera de la distancia, la rigidez de los horarios y la facilidad de la distribución del tiempo de estudio sumado a la posibilidad de combinarla con las múltiples ocupaciones que conlleva el estilo de vida moderno. Estos elementos atractivos hacen de este tipo de aprendizaje algo más llamativo entre los estudiantes y profesionales que buscan mejorar sus destrezas, habilidades y conocimientos generales o profesionales.

Y es por esta razón que lo primero que se debe aceptar es que se trata de una nueva realidad  y es un paso para la solución de este nuevo desafío educativo porque es una modalidad de formación académica. No se puede obviar que la pandemia ha demostrado que el rol docente es necesario porque es el profesional formado pedagógicamente con herramientas para realizar la transposición pedagógica de conceptos en el nivel correspondiente. Sin embargo, las escuelas y las familias deben cooperar para la formación academica-pedagogica en esta pandemia aceptando que la realidad cambio y que esto significa que sus responsabilidades también lo hicieron. Y por ello debe existir una alianza educativa para cumplir con los objetivos planteados. No se trata de decir que anteriormente no se cumplía; es decir la supervisión de actividades de los padres en sus casas para cumplir con las asignaciones, haciendo referencia a la educación inicial. Pero ahora la mayor responsabilidad recae en el hogar.

 

En materia de educación universitaria las actividades diseñadas para un entorno virtual deben estimular la construcción del conocimiento en el alumno para que sean eficaces. De esta manera se intuye que las estrategias de aprendizaje son similares tanto en la educación virtual como en la presencial, pero las actividades de aprendizaje deben ser diseñadas específicamente para trabajar con la construcción del conocimiento. Por ejemplo, un aula virtual exige trabajar escalonadamente bajo nuevos esquemas, pues la tecnología genera espacios disruptivos de enseñanza y aprendizaje. Uno de los desafíos que tiene un tutor virtual consiste en “acoplar” las mejores prácticas de la educación tradicional y adaptarlas a nuestra realidad tiempo-espacio. Se puede llamar a este proceso “reinvención”, en pos de maximizar positivamente lo mejor de cada tipo de enseñanza.

 

En un contexto amplio, la educación tradicional tiene un carácter rígido e inflexible; por otro lado, la virtualidad expone a los participantes a situaciones más amplias y flexibles que los obligan no solo a recolectar contenido sino a procesarlo y buscarle una utilidad práctica. Se debe tener presente que la experiencia educativa virtual se nutre de procesos de aprendizaje atribuibles a la práctica presencial como mecanismo para generar conocimiento. No obstante, la virtualidad supone un proceso de construcción constante, de apropiación de conocimientos tanto del entorno virtual como de la discusión con los otros participantes y la lectura e interpretación de la información. Los procesos educativos, al igual que cualquier proceso humano, tienen una indiscutible tendencia a evolucionar hacia niveles óptimos y de acuerdo con los cambios propios de la dinámica humana. Es claro que los medios instruccionales y la educación en general deben responder a un nuevo contexto y ajustarse en tiempo y espacio a sus beneficiarios. Un nuevo componente se suma a estos procesos educativos y corresponde a un criterio propio de la modernidad: la flexibilidad.

 

Aunque puedan existir posturas encontradas, la educación virtual es efectiva pero requiere de emociones como lo requiere el aula en la escuela ya que sin éstas no hay aprendizaje. Como docentes tenemos el deber de despertar la curiosidad de nuestros alumnos, de sorprenderlos y de promover su motivación. Si bien la escolarización continúa durante la pandemia de manera remota, el cierre de los distintos establecimientos educativos priva de crecimiento y desarrollo a muchos alumnos debido a que las oportunidades de acceso a la tecnologías no son homogéneas. Es importante remarcar que en nuestro país muchos alumnos utilizan las escuelas no tan solo como medio de escolarización sino también como medio que les proporciona comida gratuita por lo tanto, cuando éstas cierran, su alimentación se ve comprometida.

 

En los procesos virtuales debe prevalecer la comunicación fluida y efectiva, en una atmósfera cálida y con un acompañamiento constante de las actividades que realizan los participantes. Todo esto sin perder de vista el aprovechamiento de los recursos tecnológicos disponibles, con la apropiada selección de las bondades de la sociedad del conocimiento. Lo cierto es que el COVID-19 ha puesto a la luz a padres no preparados para la educación a distancia, alumnos de distintos niveles con grandes desigualdades económicas y acceso nulo o escaso a internet. También puso en evidencia a docentes que tuvieron que sortear el desafío de aprender, crear, mantener y mejorar la enseñanza a distancia  y como educadores también es necesario comprender que la modalidad de enseñanza implementada sin ningún tipo de análisis y estructura solida requiere del acompañamiento de docentes y familias.  Por lo que exige un vínculo estudiante-docente y familia-escuela para acompañar y monitorear el proceso de aprendizaje.

 

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