Edgar Ruíz. Ensayo sobre la Educación en Tiempos de Pandemia desde la perspectiva de Edgar Morin expresada en su libro los siete saberes.
REPUBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO
DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD
EXPERIMENTAL RÓMULO GALLEGOS
NÚCLEO
VALLE DE LA PASCUA
ÁREA
DE POSTGRADO
DOCTORADO
EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Unidad
curricular socialización de los saberes
Ensayo
sobre la Educación en Tiempos de Pandemia desde la perspectiva de Edgar Morin
expresada en su libro los siete saberes.
Autor:
MSc. Edgar Ruíz
Facilitadora:
Dra. Oliveska Álvarez
Valle
de la Pascua, Diciembre de 2020
La pandemia en el mundo
ha generado una situación de incertidumbre ante los nuevos retos que se han
asumido, los que se vislumbran pero sobre todo por aquellos que son
insospechables, los que aun deparan esta crisis mundial para las sociedades.
Ante tal condición, la educación tal como la conocemos desde hace mas de cien
años en todo el mundo, con un modelo arcaico, perpetuado, que parece incólume ,
se empieza a desmontar y surgen nuevas metodologías de educación basadas en el
uso de las TICS aplicadas a la enseñanza, no queriendo referir con esto que por
cambiar la forma de impartir la educación pasando de un espacio cerrado entre
cuatro paredes a un espacio mucho más amplio como lo son las aulas virtuales,
esto suponga que el contenido abordado o impartido sea necesariamente novedoso
o revolucionario en el contexto educativo y social dando respuestas a las
necesidades de las comunidades.
Creo que la pandemia
también ha demostrado la ineficacia de los currículos que no se adapten a las
verdaderas necesidades de la sociedad. Solo ha generado una falsa expectativa
de innovación curricular o académica al emplear los medios digitales para fines
educativos no presenciales. Es necesario por
tanto como lo expresa Morin repensar la sociedad que tenemos y
plantearnos la que queremos. Cabe preguntarnos si ¿nuestro modelo de sociedad
es producto del sistema educativo y de la aplicación de los currículos que tenemos, es la sociedad la
imagen de la escuela que tenemos? Bueno ante tal pregunta solo tenemos que
observar hacia donde se dirigen o apuntan los currículos educativos que se
emplean en la mayoría de las escuelas del mundo, en su mayor parte a formar individuos,
no colectivos. Segundo a educar para competir en mercados, para ser más
productivos, para generar más ingresos económicos, para satisfacer las demandas
de bienes y servicios de las sociedades para generar “desarrollo” y
“crecimiento” ¿para quienes?, porque la pobreza en el mundo es cada vez mayor,
el hambre y la miseria, las guerras, nuevas enfermedades, el ecosistema se
deteriora mas y el planeta parece no soportar por mucho tiempo.
Además de esto hay que
contar las crisis políticas y militares por la lucha por más recursos que no
llegan a las manos de los más necesitados, entonces, ¿Por qué el mundo se
encuentra en estas circunstancias en medio de la sociedad tecnológica y
científicamente más adelantada en la historia de la humanidad? ¿Qué ha ocurrido
con las riquezas generadas diariamente? ¿Para qué se ha estado educando al ser
humano?, ¿Quiénes salen beneficiados? Creo desde esta perspectiva que sería una
ingenuidad pensar que el sistema educativo y su currículo a nivel mundial
haya permanecido invariable por fuerza
de una dinámica propia y natural, ¿Cómo puede evolucionar las sociedades y el
sistema educativo en la mayor parte del mundo no?, ¿Qué, quienes o quien lo
impide?.
En Venezuela la
educación evoluciona para adaptarse a la evolución de la sociedad, centrando su
currículo en la lugarización y territorialización como ejes fundamentales de la
comunalizacion de la educación, es decir, una educación que abre las puertas a
las comunidades para atender sus necesidades, resolver sus problemas desde una
mirada socio-critica y transformadora, impulsando el desarrollo desde lo
endógeno y tomando en cuenta en su currículo como temas generadores las problemáticas
particulares de la sociedad. Nuestra educación marcha hacia la formación de
personas que piensan en colectivo que buscan el bien de todos y todas. En este
sentido la Republica Bolivariana de Venezuela se adelanta el cumplimiento del lo
expresado por Morin en su obra los siete saberes necesarios para una educación
de futuro hecho ahora un proyecto con aplicabilidad para Latinoamérica y el
Caribe llamado la vía de los siete saberes a través del cual se busca la
transformación de las comunidades a partir de la transformación de cada
individuo.
Esta empresa sin duda
plantea una obra utópica por la que la
acción transformadora constante es interminable, los esfuerzos de toda una vida
insuficientes para tratar de mantener camino abierto entre las aguas del mar de
las adversidades contrarias a la emancipación ideológica y cultural de los
pueblos. Bien vale hacer la siguiente advertencia: para quienes eligen este
camino, no hay tal, tienen que hacerlo, hacer realidad esta utopía. Recordamos
las palabras de poeta Argentino Galeano: la utopía solo sirve para eso, para
seguir caminando. La pandemia por COVID
19 ha expuesto fallas en el sistema educativo global, si pero también ha
impulsado a la humanidad a asumir nuevos retos, a aprender de lo vivido y resinificar
la vida, dejar de impactar al mundo como se ha hecho y valorar los recursos que
se tienen antes de que desaparezcan.
Para ello un nuevo
enfoque es necesario, y como dice Morin, “es necesario enseñar a la gente a
pensar y entender la complejidad” porque las realidades sociales son complejas,
transcomplejas y metacomplejas lo que se traduce en situaciones caordicas para
quienes no saben entenderla o pensarla, es como hablar un nuevo idioma, el del
pensamiento amplio divergente, no parcelado en el que todos los elementos y
sujetos esta integrados y relacionados y la afectación de uno de estos supone
una incidencia sobre el resto del conjunto. La complejidad es propia de la
dinámica social, es natural, es una forma de interacción integracionista de las
diferentes aéreas del saber por lo que es trandisciplinaria y tiene un carácter
de complementariedad. Estos son elementos de la complejidad presentes en la
cotidianidad del quehacer propio de las relaciones interpersonales probadas por
el contraste de la persovisión de cada sujeto, todos estos factores deben ser
tomados en cuenta en la educación del futuro que debe ser la del presente
aboliendo las cadenas de la inmutabilidad del sistema educativo antinatura que
solo pretende educar entendiendo el sentido etimológico del término para la
opresión y no para la libertad.
La nueva educación debe
ser la que por naturaleza nos enseñan los niños y las niñas a través de sus
juegos a través de los cuales, experimentan y descubren en función de sus
intereses o necesidades pedagógicas de la mano de un tutor que con ternura y
empatía le acompañe en su propia aventura para descubrir nuevos horizontes y
entender la realidad desde su propio contexto para poder transformarla según lo
requiera en función del bien común. Esta educación al igual que el mito de las
cavernas guía al individuo a conocer lo inteligible con claridad con una nueva
y verdadera significación, esa educación aun en nuestro sistema educativo es en
parte utópica, pero como dije antes, quienes eligen este camino solo les reta
continuar avanzando hacia lo que parece un horizonte sin fin, pero el camino
andado se traduce en logros, experiencias y aciertos que dejan tras si un
camino hecho.
Bibliografía
MORIN, Edgar. Los siete
saberes necesarios para la educación del futuro. Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura. Traducción: AGUILAR, Vázquez Irasema y
THIERRY G., David René. Octubre 1999.
https://www.youtube.com/watch?v=z0VrEitRdr8. Edgar
Morin (2018).
La vía de los siete saberes.
https://www.youtube.com/watch?v=S7jSJpyAj_c. La educación en tiempos
de pandemia: una charla con Francesco Tonucci. 2020
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